GUÍA ROMA. DÍA # 1


Ver Roma #1 en un mapa más grande

Nuestro viaje empezaba en Santander, llegaríamos a Roma con la compañía Ryanair.
Salíamos desde Asturias, para todos aquellos que estéis en una situación similar, lo mejor es ir en coche (el que pueda) y dejarlo en el parking de larga estancia del aeropuerto.
Para una semana el precio ronda los 45 euros.


Tras unas dos horas y medias de vuelo estaréis viendo la ciudad de los césares.
Antes de aterrizar vivimos una experiencia inolvidable, pudo ser suerte o pudo ser un regalo del piloto, el caso es que el avión trazo un círculo sobre la ciudad.
¡Era como ver los mapas de google! Todo los pasajeros exclamábamos al unísono. !La plaza de San Pedro, el Panteón, el Coliseo!, Roma estaba a nuestros pies, prometiéndonos una de las mejores semanas de nuestra vida.

VINI, VIDI, VINCI !

Nuestros pies ya pisaban suelo romano, ¿ahora?
Muy fácil, al igual que en Londres, la mejor opción la ofrece Terravisión.
En 50 minutos os dejará en la estación de tren, metro y autobuses más importante de la ciudad, Termini.

Desde allí podréis llegar a cualquier punto de la ciudad.

Nosotros nos alojábamos en Campo dei Fiori, como el metro, afortunadamente, no ha llegado al casco antiguo, nos desplazamos en autobús.
En la cara de Termini que mira a las termas de Diocleciano hay paradas de casi todas las lineas de autobús.
En la página oficial de transporte público de Roma está toda la información, hasta tiene un planificador de rutas.

Una amiga nos recomendó alojarnos en un apartamento, fue todo un acierto.
Rent in Rome es una agencia que alquila apartamentos fantásticamente ubicados y muy económicos.
El trato es impecable, animaros a echar un vistazo porque están genial de precio, sobre todo si vais en grupo.

La mejor zona es la de Piazza Navona, nosotros escogimos un apartamento que estaba justo entre Navona y Campo dei Fiori.

Después de respirar tranquilos al ver que alguien nos recibía para darnos las llaves del apartamento y comprobar que era todavía mejor que en las fotos, salimos como locos a explorar la ciudad.


COMO ROBERT LANGDOM


Guía en mano y cómo si tuviéramos que descubrir algún misterio a contrarreloj, queríamos ver los lugares en los que habíamos estado pensando todo el verano.


Ya habíamos visto Campo dei Fiori, solo a dos pasos descubriríamos la impresionante Piazza Navona.




Parece increíble que un lugar tan bello sea real, como si de un escenario perfecta mente diseñado se tratara, la piazza te envuelve y te traslada a otra época.
La fuente de los cuatro ríos, la iglesia de Santa Agnese in Agone y los edificios de color toscano, forman poesía en el que antiguamente fue el estadio de Domiziano.

En cuanto a las calles de Roma, todo es casco antiguo, bastante bien cuidado. Pequeñas callejuelas empedradas que te llevan de joya en joya artística, sin perder armonía ni encanto en ningún momento.



Y si la cosa va de emular a Tom Hanks en Ángeles y Demonios, de la Piazza Navona fuimos a ver el famoso Castillo de Sant'Angelo.



Las vistas desde el decorado puente de Sant'Angelo al atardecer son increíbles. No, no estáis en una postal, podéis pellizcaros porque es real.






Una vez allí, dejando el Tiber a mano izquierda, todo de frente, llegaréis al país más rico del mundo, aunque sus habitantes hagan "voto de pobreza".



Si señor, ante vosotros, el famoso vaticano, para entrar no hace falta pasaporte.


El atardecer rosado de la ciudad dota a la piazza de San Pietro de una atmósfera de paz y armonía, la columnata de Bernini y la fachada de la basílica forman un conjunto sin igual.





Como Razinger no nos quiso invitar a tomar nada, nos fuimos Tiber abajo a buscar un sitio para cenar.

En cuanto a la comida no hace falta decir que no tendréis ningún problema.
Cuando terminamos de cenar ya había caído la noche, pero yo me podía ir a dormir sin ver el foro.


Atravesamos la animada isla tibertina, poco después nos encontramos con el teatro de Marcelo y el pórtico de Octavia.
La tranquilidad de la noche y la iluminación dotaban a estas ruinas de un aspecto mágico, nos quedamos sin aliento, y esto solo era el principio.



Subimos hasta la colina capitolina y la plaza del campidoglio nos acogió en la calurosa noche.
Nada parecía real, nada parecía de esta época.


Con nervios nos asomamos al foro
, desafortunadamente no estaba iluminado, por lo que no pudimos ver mucho. Pero estábamos allí y eso era lo importante. Más de 2000 años de historia a nuestros pies.


Al fondo de la avenida de los foros imperiales, intemporal e impresionante se erige el famoso Coliseo. Imposible resistirse a verlo de cerca.




Ya serían las doce de la noche, no eramos cenicienta pero estábamos agotados.
Volvimos al apartamento dando un agradable paseo.

La primera impresión de Roma supero con creces nuestras expectativas, como si estuviéramos en un museo gigante, lo mejor del arte antiguo, renacimiento y barroco nos esperaba.

Nos fuimos a dormir deseando que la noche pasara rápido para estar pisando el foro, el coliseo...

Como veis Roma no es muy grande pero alberga maravillas en todos sus rincones.