PARIS

Tardes de adoquines y lluvia, de grandes avenidas, de pequeños rincones, y de calles mágicas. Tardes con olor a pan recién hecho y con sabor a café recién hecho. Tardes de elegantes señores que van fumando en pipa, de elegantes señoras que surcan las calles con sus "Loubutin", de gente guapa que ven y son vistos en las terrazas de brasseries y salones de thé. Tardes de óleo, mármol, arcilla y gigantes de hierro.
Hablamos, como no, de París.




Este tópico ha sido repetido hasta la saciedad: "París es la ciudad del amor". Una vez allí te das cuenta de que es verdad, y si no, juzgad vosotros mismos.




También es conocida por la ciudad de arte y la ciudad de la luz, pues bien, es todo esto y mucho más.




Perderse por sus calles es una delicia, ver los escaparates de las boutiques, las confiterías y sus numerosas galerías de arte es una fiesta. Al igual que Don Quijote, ha decidido luchar contra las gigantes multinacionales y, al menos en el centro, los pintorescos negocios locales han ganado la batalla a Mcdonalds, Starbucks, etc.




Pasar unos días en París te hará sentir que puedes entrar en una pintura impresionista, que eres Carla Bruni (ellas) o Vincent Cassell (ellos), que podrías sacar fotos igual que Cartier-Bresson (aunque al llegar a casa veas que no,jeje), que eres tan rico como el rey sol y tan elegante como Coco Channel; y que, por supuesto, cada vez que caminas te acompaña la canción Here Comes the Hotspepper. Por que es la ciudad del amor, el arte, las luces, y los sueños, ya despertarás en el avión de vuelta a casa.


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