GUÍA LONDRES DÍA # 5


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Era nuestro penúltimo día en Londres y todavía nos quedaba uno de los platos fuertes.
Había que desayunar bien porque esa mañana visitaríamos el famoso British Museum.


UNA MAÑANA EN BLOOMSBURY

Hay paradas más cercanas, pero si tenéis que llegar en metro al museo, bajaros en Kings Cross.
La estación de St Pancras es una maravilla, su fachada neogótica no os dejará indiferentes.



Si os entra un irreemplazable antojo de croissants, crepes o demás delicias galas, desde St. Pancras sale el eurostar, que en un ratillo y os dejará en la mismísima Gare du nord de París.



Bloomsbury es el barrio estudiante de Londres, el equivalente al barrio latino de París. Además del British Museum están la biblioteca nacional, la universidad, y la sede de prestigiosas editoriales.

Nosotros decidimos ir directamente al museo, desde la estación hay un agradable paseo en el que bloomsbury nos enseña pequeños rincones y grandes mansiones.




Personalmente, era uno de los lugares por el que tenía más ganas de visitar la ciudad.
Al fin lo teníamos delante, el British Museum nos daba la bienvenida.


Es uno de los museos más antiguos del mundo, sus comienzos datan de con la donación de la colección privada de Sir Hans Sloane.
A lo largo de todos estos años los británicos han ido expolian... digo adquiriendo piezas de importante valor, el resultado, una de las mejores colecciones del mundo.

Para los que hayan tenido la suerte de visitar París, el British no es tan grande como el Louvre.
En una mañana lo vimos todo sin prisa pero sin pausa.




Los amantes de la historia y del arte disfrutarán de esta visita ineludible, el plato fuerte, la "piedra de rosetta", se encargá de recibiros. Las colecciones de arte egipcio, romano, griego y mesopotámico, harán las delicias de los aficionados, estudiosos y curiosos del legado que nos han dejado estas importantes culturas milenarias.

Para los que os de un poquito más de pereza entrar os animaré diciendo que es gratis y aunque sólo sea por contemplar la sala de lectura, merece la pena echar un vistazo.




A pesar de este atracón arqueológico nos sonaban la tripas. Si os pasa lo mismo, no os preocupéis, en las calles cercanas hay algunos restaurantes a buen precio.
Así que, si ya habíamos tomado te y visto las joyas de la corona entre otros topicazos, sólo nos quedaba comer fish and chips. El menú completo 7 libras, muy cerquita del museo, no está mal ¿no?.


QUERIDO, EL DUQUE NOS HA INVITADO A TOMAR EL TÉ.


Nuetra siguiente parada era en "Apsley House".
No confundir con Ashley House, no vaya a ser que alguien piense que se puede visitar la casa de la prima de fresh Prince.

Chistes malos a parte Apsley House es nada más y nada menos que la casa de el Duque de Wellington, sí, el mismo que le quitó el sueño al poderoso Napoleón Bonaparte.


"El aguador de Sevilla" de Velázquez o la espada que Sir Arthur Wellesley llevaba en la legendaria batalla de Waterloo, son sólo algunos de los tesoros que alberga esta mansión clasicista.

También el Duque acepta los vales, no lleva mucho tiempo verlo. Os recomiendo a todos entrar, en una hora y media se ve todo y si cogéis el audioguía podréis disfrutar de una magistral clase de historia en un escenario incomparable.

Apsley House, haced un hueco.



HIGHWAY TO HELL, DIGO TO SHOP

Si después de tanto museo os apetece relajaros un poco, al salir de Apsley House estaréis justo en Hyde Park.

Nosotros dimos un pequeño paseo y en seguida emprendimos marcha a través de la gran Picadilly Street.

Lo primero que nos encontramos, Hard Rock Cafe, haciendo gala de nuestros tatuajes entramos a tomar una cerveza o mejor dicho "one beer".

Ropa, guitarras y demás objetos de artistas de la talla de Elton John o los mismísimos Beatles decoran las paredes de este peculiar bar-restaurante. No es muy caro, aunque sea, tomaros una coca cola, el espectáculo merece la pena.

Nos encontramos de lleno en la zona de Mayfair y St Jame´s, aquí la realeza compra y los mortales solo miramos. Pero como mirar es gratis, nos dedicamos toda la tarde a ver escaparates y entrar en alguna que otra tienda.

Menos impresionante pero mucho más coqueto que Harrods, está Fortun and Mason. Es como una casa de muñecas en tamaño de real, si Georgiana Darcy tuviera que comprar pastas para el té, iría a Fortun and Mason.





Siguiendo el camino llegareis a Picadilly circus, a al izquierda sube la gran Regent Street por la que se puede dar un agradable paseo hasta Oxford Circus.

Si tenéis la cartera preparada podéis dar rienda suelta vuestros deseos más consumistas.
Como nosotros teníamos esos deseos pero nuestras tarjetas de crédito no los querían compartir, entramos a solamente hechar un vistazo a la tienda de National Geographic y la juguetería Hamleys.

Al final de la calle llegaréis a Oxford Circus, allí una sugerente Kate Moss os invitará a entrar en el archiconocido Top Shop.




Volviendo a bajar en dirección a Picadilly pero unas calles paralelas a Regent Street encontramos los almacenes Liberty con su inconfundible fachada estilo Tudor, y Carnaby Street.




Carnaby Street no sólo ofrece tiendas de ropa que harán realidad todos los sueños de los viajeros más cool, también es una animada zona para tomar unas cervezas o cenar en algún Pub. Eso sí, solo hasta las 11 de la noche.




Aunque si se os hace tarde, quedará el mcdonalds, en picadilly circus hay uno.

Esa noche, sacando partido a la travel card, fuimos ver lo más típico de la ciudad by night, big ben, westminster, downing street (no nos invitaron a dormir) y el puente de la torre.
Sin agobios y con iluminación de postal me atrevería a decir que respecto a la luz del día, ganan.



Una noche más nos fuimos a dormir agotados.




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